domingo, abril 16, 2006

El Puente de Piedra +The Beautiful Ones/Suede



He cruzado este puente tantas veces. Cuando niño corría desesperado subiendo las escaleras, el río hablador reventaba en gritos contra las inmensas rocas y restos de árboles que arrastraban sus furiosas aguas, era época de lluvia en la sierra. Yo ni cuenta me daba, tenía que llegar a tiempo antes que cerraran las puertas del colegio centenario. Decenas de muchachos como yo se lanzaban por la pista en bajadita atravesando como rayos o ráfagas de ametralladora el malecón de Polvos Azules…He cruzado este puente tantas veces… El Puente de Piedra… pero ésta es la primera vez que lo hago realmente. Otro día de trabajo se ha ido… Atrás quedó el Obsceno Pájaro, atrás quedaron el charapa, el cholo, doña Gloria y doña Anna. Aquí llevo en mi taper la cena para compartir con papá, pejerrey arrebosado con sus arvejitas verdes. Hoy fue un buen día. Trabajé bien, me reí con los chicos, traté de tener la mente en blanco sin pensar en nada sólo esperando que pasaran rápidamente las horas y vaya que resultó. La neblina cubre mi rostro, mi cuerpo entero tras una mortaja de aparecido, ahora mientras camino sobre las piedras del puente, me siento flotando entre el aire y el agua. No es esto maravilloso. Apenas unos años antes hice el camino del agua al aire y en los dedos del médico me sostenía con desesperación para no estrellarme contra la tierra. Camino sobre la tierra sintiendo correr el agua bajo mis pies y el aire sobre mi cabeza. No camino sobre la tierra. Sobre puentes camino. Toda la ciudad debería estar atravesada de puentes de piedra y sobre los puentes deberían levantarse las casas, los edificios, las tiendas comerciales, viviríamos entre el cielo y el agua, la gente sería realmente feliz, es la tierra que crea toda la injusticia, entre el cielo y el agua el paraíso todavía es posible. Esto no quería decir. Lo que quería decir es que siento que puedo hacer el trabajo. Puedo hacerlo bien, algo que no se me había pasado por la cabeza antes. Puedo llevarme bien con mis compañeros de trabajo. Entiendo a doña Anna y su amor por mi padre. Me siento contento cuando me llaman los clientes a sus mesas. Sí, señor, ¿en qué le puedo servir?. Quizás este hambriento desconocido piense que me están pagando para que sonría, que mi sonrisa no es natural, sino un mero artificio capitalista. sin embargo esta sonrisa es verdadera. Esta sonrisa demuestra que estoy contento porque con el correr de las horas voy aprendiendo muchas cosas inimaginables para mí un día antes. ¿Desea algo de tomar, el señor? Le recomiendo, el especial de bebidas del martes, dos pisco sours por el precio de uno. Bueno, sí ahora que está nublado el día necesito un par de piscos que me iluminen el cerebro. JAJAJAJAJAJA. Entonces, pisco sour, sí. ¿Desea alguna entrada? El menú del día le ofrece tres opciones diferentes: pulpo con salsa de maracuyá, tiradito nikkei o causa rellena con atún Florida… Podría tomar el tren de regreso hasta el trébol de Caquetá y de allí agarrar el Bus Shutlle hasta la casa pero prefiero caminar esta vez… La ruta sigue siendo tan peligrosa como siempre pero en el silencio de las tinieblas, son la 1 de la madrugada, la ciudad se me presenta mágica y seductora. Me llevo veinte soles de propina, no está mal para ser lunes. El viernes me pagan, claro que doña Anna me descontará mis llegadas tardes, pero ya le ha cambiado su humor conmigo. Hoy me ha visto trabajando muy bien y me ha sonreído un par de veces. Todavía no he terminado de cruzar el puente, que es relativamente pequeño, más bien ni siquiera he puesto un pie sobre el puente, más bien lo he escrito, olido y capturado con mi mirada de ojos negros, cabello lacio, muy lacio, negro, negrísimo, mi mirada de manos que nunca habían trabajado, mi mirada de bemba grande y colorada, mi mirada de piernas de mujer, mi mirada zamba canuta de quintas coloniales que se caen a pedazos, despintadas de colores rojizos y amarillentos. Detengo un momento mi marcha. Un rollizo y moreno señor arrinconado en una columna del pórtico de la quinta ofrece tamales a los obscenos transeúntes que se devoran la noche y la neblina. ¿Cuánto cuestan los tamales? ¿de qué tiene? Están cinco soles. ¿cinco soles? si un tamal no cuesta más de un sol, maestro, bueno, si quieres compras. Me observaba furioso con sus ojos plomizos aderezados de incipientes cataratas. Lárgate, que me espantas la clientela, me amenazó con su chaira oxidada. Entendí perfectamente y seguí mi ruta. En frente estaba el Puente Santa Rosa y el Moderno Mercado de Flores. Lugar perfecto para esperar a los caseritos, caían como moscas en las trampas de los faites. A la derecha la Prolongación Tacna y de allí escogías, tenías Próceres, Pizarro o Alcázar. No me importaba que me asaltaran, a estas alturas de mi mirada ya no había marcha atrás. Sólo había que seguir de frente nomás por todo Evitamiento rumbo a Zarumilla. Dos faites fuman unos puchos y bromean pegados a un poste de luz. Me saludan. Barrio, por acá es muy peligroso, no es bueno caminar solito por las noches, puede uno coger una fuerte gripe con este frío, entonces hice la del loco César, ésa nunca falla, me hice el loco, comencé a hacer grotescos movimientos con mis brazos y a botar saliva por la boca, a saltar y a decir incoherencias, los muchachos se reían y asombrados me veían alejarme inmune ante la gripe. Respiraba la humedad de la ciudad. Respiraba el salitre que se acumulaba en mis pulmones, respiraba el olor de la fruta podrida, estaba ya muy cerca al Trébol de Caquetá.
En los alrededores del Trébol se habían sembrado algunos árboles y grama para conciliar la ingeniería del hombre con la naturaleza. Sin embargo, el grifo fuera de servicio y un descolorido reservorio de agua en desuso que conservaba una propaganda muy antigua de Inka Kola seguían empuñando su espacio en lucha contra el moderno trebol, hiriendo así como úlceras sangrantes los planes de progreso de la ciudad. Así que el trébol se veía imposibilitado de asombrarnos con su perfecta geometría por la presencia amenazante de las ruinas del grifo fuera de servicio y el reservorio. Hacía mi izquierda, el Estadio San Martín mandado a pintar casi cada semana por la dirigencia del Cristal. Somos una cultura que se horroriza del vacío. Los graffitis azotados contra el pellejo de los muros azules representaban abiertamente los planes de batalla y de exterminio étnico irreversibles: Mueran gallinas y cagones. SCorpiones. Pavos conchesumadre nunca nos ganaran. la Trinchera Norte. Ya viene la navidad, pavos, todos van a morir. Comando Sur.
En mi camino que todavía no he iniciado acaricio las paredes de las casas sin tarrajear, los ladrillos relucientes que guardan tras de sí las miles de toneladas de verduras que se van a comerciar al día siguiente. Tres y cuatro pisos que parecen solo uno. Inacabados. Inacabables como las ruinas de la Torre donde los hombres confundieron sus lenguas y delante de las cuales Mario Vargas Llosa hacía unas entrevistas muy buenas gentileza de Pantel.
Pozitos, Porvenir, El control, este es el puente de peatones por el que tengo que subir para llegar a casa. El control es el corazón de la Ciudad Gótica. El centro neurálgico desde donde se dispersan las mercaderías que llegan de Cajamarca y Trujillo, natillas, quesos frescos, alfajores, manjarblanco y los pasajeros de los buses interprovinciales. Los muros del puente que impiden que me arroje contra los autos y camiones están cubiertos aún con propaganda electoral de antiquísimas justas electorales, IU, APRA, PPC, AP, qué habrá sido de estos partidos, ha pasado tanto tiempo y desconozco mayormente lo que significan o que ideas defendían, en sus afiches todos hablaban de un país mejor y solidario. Contemplo el río de asfalto que corre bajo mis pies. El río de asfalto que arrastra luces y vehículos motorizados. Estoy flotando en el aire, detenido apenas por un pedazo de cemento, vivo entre el aire y al agua. Me dicen serrano porque algunas tardes vengo con mis amigos a mirar pasar los autos desde el puente peatonal, pero no es a los autos a los que venimos a ver pasar, sino a este río de aguas negras que arrastra a su paso violento esos autos y camiones. Este río tan distinto a los otros ríos, color de chicha de jora.
He de descender en unos minutos de este puente, pero antes decido arrodillarme algunos minutos y rezar al sol que todo lo puede, al sol de Juliano, al sol de Buda que maravilla y enceguece mi cuerpo con su voz inconfundible detrás de la neblina y la noche. El sol me protege contra los malos espiritus que no viven en la oscuridad sino en la plenitud del día. No debemos temer a la oscuridad. Es el día el que alimenta la oscuridad en nuestras almas. Es el día, no la noche. En la noche, el sol se refugia en nuestros corazones y nos alimenta con su amor. Ya estoy en casa y todavía no he puesto pie sobre el puente de piedra. Toco la puerta de fierro, los vidrios tiemblan ante mi insistencia. Se me ha olvidado la llave en casa. Así que espero encontrar a papá. Pego mi mirada como un pegaloco contra la ventanita de la puerta de fierro, tratando de imaginar a la sombra que encienda la luz del pasadizo pequeño, luego del grande y finalmente me abra la puerta. ¿Tan tarde llegas hijo? ¿Me preocupas? No soy yo padre, es solo mi mirada que ha escrito el viaje hasta aquí. Enrique, tu hijo, aún no ha iniciado su marcha, aún no ha puesto pie sobre el puente de piedra.

1 comentario:

  1. Kike, tendrás que publicar otro libro.


    Lo de la noche y el día me ha dejado tan inquieta y todo el post, tocando con las palabras la neurálgica ciudad, nuestra Lima.

    Bien, stop, sin emocionarme, a secas, en frío:

    recuerdo las veces que iuba con mi pequeño a Caquetá para comprar verduras, quesos, carnes (eran tiempos muy difíciles y no iba a Metro)

    recuerdo ese olor del que hablas, en invierno, las veredas con barro y nposotros escogiendo las alcachofas y con ganas de comernos todo el queso que veíamos, probar sus varieddaes , ah y el puente, siempre nos dio miedo, o al menos a mí, es el único puente que me ha dado miedo, ahora que lo pienso.


    Un gran salute Kike.

    Seguiré leyendo.

    Disfruto leyendo tu blog.

    Y con la canción de fondo escribiré:)

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