lunes, julio 03, 2006
los gatos salvajes de lisboa o los heroes olvidados de Camoes
Jamas paso por mi cabeza recalar por algunos dias en esa magica ciudad. Lisboa. La ciudad de Fernando Pessoa y de sus heteronimos. Afuera del antiguo cafe O Brasileira hay una estatua de bronce del genio portugues, un Pessoa, con sombrero y anteojos caracteristicos, espera quizas que Camoes a algunos metros de distancia, cansado de estar de pie en una plaza que lleva su nombre, se digne a descender de las alturas celestes y le haga companhia en su mesa. Lisboa y Lima se confundieron ficticiamente en una sola en la fallida opera prima de John Malkovich, The Dancing Upstairs. Cuando mis amigos me preguntaban de que si esa ciudad de colinas y rojos tejados era Lima, yo les respondia que no, que era Lisboa. No visite la tumba de Fernando ni su casa museo, pero en general, se respira Pessoa por toda la ciudad. Lisboa me da sana envidia porque es europea pero no ha perdido su herencia y sabor luso. Una ciudad empedrada de calles sinuosas y envejecidas donde todavia suben y bajan sin parar las lineas de un tranvia milenario y que le den el encanto particular de un lugar congelado en el tiempo. Pero lo que mas maravillo de Lisboa fueron sus gatos salvajes...
Los gatos salvajes de Lisboa afilan sus garras
en las murallas del castillo de San Jorge,
Los gatos salvajes de Lisboa no maullan
cantan ebrios el mas triste fado del Barrio Alto,
Los gatos salvajes de Lisboa viajan en la linea 28
del viejo tranvia de la Baixa-Chiado y se lanzan presurosos
a la altura de la Alfama para comer unos ricos bacalaos,
los gatos salvajes de Lisboa nunca duermen,
te atacan por las noches si no compartes tu comida con ellos,
por fin de vuelta a la blogosfera !!!saludos
ResponderBorrarsaludos kurupi, si ya regrese, aunque tibiamente pero la fiesta del fauno vuelve a rodar, un abrazo por paraguay, me gustaria saber mas de ciudad del este, me han contado historias alucinantes de ese mitico lugar,
ResponderBorrar¡¡Gran salute Kike y enhorabuena posteas!!
ResponderBorrarEse tren y los gatos: ya los marqué la memoria...
Se siente el brillo y la penumbra.