jueves, enero 17, 2008
MANCORA NO ES COMO EISHA, PERO LAS OLAS TIENEN DUEÑO: TU PATA CRISTO
Gran sorpresa nos llevamos cuando al concluir la semifinal del campeonato de tabla, el entusiasmado narrador dio las gracias a Jesús por habernos agazajado en la jornada deportiva con unas olas maravillosas, extraordinarias, ya no ya. Desconozco si nuestro amigo lanzaría los mismos adjetivos al observar por la noche la exuberante anatomía de Angie Gibaja que se paseó en topless por nuestro costado ante el jolgorio masivo y la incredulidad de un conductor de trailer que se ganó con todo un show gratuito de striptease ejecutado sobre su vehículo. Con todo y la juerga mancoreña, me quedó dando vueltas en la cabeza esa conexión entre Jesús, las olas y los surfers. ¿Es que nuestros amigos ya se han olvidado de Bob Marley?
Al regreso a Lima y en una de mis acostumbradas caminatas nocturnas por la Av. Benavides, encontré la respuesta que esta vez no vino auspiciada por el amigo de los niños, Ron Cartavio. En una de las sedes de la Alianza Cristiana y Misionera había un cartel gigante donde se leía entre otras cosas: Surfers for Jesus, es decir, Surfistas por Jesús. Se trataba de una organización cristiana de deportistas que viajan por el mundo predicando el evangelio a sus colegas de profesión y ganando las olas para el señor. ¿Qué han tenido éxito? No hay más que preguntar al narrador del campeonato de tabla en Máncora.
No me sorprende la existencia de una misión de este tipo en el Perú. Hemos sido visitados innumerables veces por este tipo de organizaciones cristianas. Lo sorprendente es que ahora se enfoquen en un estrato social más pudiente. En las décadas de los sesenta y setenta, respectivamente, grupos como el plan de padrinos, el Cuerpo de Paz, etc. infestaron los barriadas chimbotanas, con el fin de calmar las tensiones sociales, creando un clima “nadita de pimienta, pura huevadez homilde”, en palabras proféticas del Loco Moncada, héroe de la última epopeya de Arguedas, El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo.
Este mensaje del loco, que no estaba para nada loco, trasluce lo que el Imperio Americano espera conseguir con su globalización en nuestros territorios ocupados: “nadita de pimienta, pura huevadez homilde.”.
La respuesta de nuestro gobierno a los grandes capitales estaria condensada en una adaptación de las palabras de Moncada: “con los paisanos revoltosos: pura polvora. Con los inversionistas extranjeros: pura huevadez homilde.”
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