domingo, diciembre 28, 2008

LOS TERRITORIOS OCUPADOS Y EL GOLDEN BRIDGE



XVII

Mi padre murió en Osaka. Esparcieron sus cenizas en el río
Yodo. ¿Y yo qué hice en todo ese tiempo? Fui presa de una
sui generis mutación freudiana y decidí hacer daño a los que
más me amaron sufriendo conmigo y preferí callar, bajar la
cabeza, resignarme ante los que me habían maltratado tanto,
decidí ser el ángel de la historia. Aunque salí y viví afuera
algunos años, en los Estados Unidos, era como si nunca
hubiera abandonado los muros de la casa de Zarumilla…

DESPIDIENDO EL 2008 CON DOS VIDEOS

1) LOS TERRITORIOS OCUPADOS: FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE LIMA 2008



2) LA BATALLA POR BERLIN

miércoles, diciembre 24, 2008

MERRY CHRISTMAS: SIN PANETTONE PERO CON AVENTURAS LITERARIAS

Róger Santiváñez LABRANDO la poesía




Entrevista a cargo del poeta César Ángeles Loayza

domingo, diciembre 21, 2008

French Philosopher, May 68



No importa saber su nombre, una mirada a su look nos dice todo... :)

jueves, diciembre 18, 2008

Bertold Brecht run run: Cat Power




AL HOMBRE BUENO, BANG por Bertold Brecht (Traducción de Heinrich von Faunus)

Da un paso adelante: Hemos escuchado
que eres un hombre bueno.

No puedes ser comprado, pero los rayos que impactan contra las casas,
tampoco pueden ser comprados.

Sostienes lo que afirmas.
Pero, ¿qué afirmas?

Eres honesto. Das tu opinión.
¿Cuál opinión?

Eres valiente.
¿Contra quién, ah?

Eres sabio.
¿Para quién, ah?

No tomas en cuenta tus ventajas personales.
Entonces, ¿qué ventajas consideras?

Eres buen amigo.
¿Acaso eres también amigo de la gente buena?

Escúchanos ahora: Sabemos que eres nuestro enemigo.

En este mismo instante vamos a ponerte contra el muro.
Pero en consideración a tus méritos y buenas cualidades...

Escogeremos una buena pared y te dispararemos con una buena bala de un buen rifle, finalmente, te enterraremos con una buena pala en, por supuesto,
una tierra buena.

Bang, cayó el sostén.


Después de esta fuerte impresión brechtiana, es bueno que hagamos una pausa y escuchemos a una joven y polémica intérprete que la rompe. Qué hermosa voz, llena de esa magia de blues y soul propia del Sur que tanto espanta a los intelectuales pero que tiene harto feeling. Desde Memphis, Tennessee, la musa, welcome, CAT POWER and The Greatest (Soundtrack de My Blueberry Nights de Wong Kar Wai)



Cover de la famosa rola de Sergei Gainsbourg: "Je t'aime... moi non plus" por CAT POWER & Karen Elson.

miércoles, diciembre 17, 2008

DOS PELÍCULAS

Dos estilos, géneros y temas diferentes. Una misma y sencilla misión: hacer buen cine.

1) My blueberry nights de Wong Kar Wai. El genio del desamor nos sorprende con su primera película hecha en los yunaites. Resaltan las actuaciones de Jude Law y la cantante Norah Jones. Como ha sido una tradición en las películas de Wong, el soundtrack es espectacular.




UN CLÁSICO DINER EN LA MÍTICA RUTA 66


[¿CÓMO DICES ADIÓS A LA PERSONA QUE AMAS: !QUÉ PENDEJO, EL CHINO!]

2) Waltz with Bashir de Ari Folman. Un híbribo espectacular, un documental en animación. Creo que es el primero. Waking life era un documental, chapita? La historia es perturbadora. Ari Folman refresca sus memorias como un soldado israelí de la guerra en el Líbano (la de los ochenta, no la de hace un par de primaveras). Es interesante notar que no es el primer caso de un veterano progresista en contra de la guerra dentro de las filas de la ISD (ISRAEL DEFENSE FORCES). Me pregunto si esto está relacionado a la presencia importante de la clase media educada en las filas del ejército israelí. Nunca he leído acerca de un veterano de guerra peruano advocado a la lucha por la paz y por el respeto a los derechos humanos. Me pueden corregir si me equivoco.

ESTE FRAGMENTO ES UNA JOYYYYYA

martes, diciembre 16, 2008

León Tolstói y el fulbo peruano


En mi anterior post aparece la imagen de un imponente Teófilo Cubillas, el arquetipo del jugador peruano, frente a un desteñido e impotente arquero escocés. Me hizo recordar al Black Power de los años sesenta. La foto es una simple propaganda fascista de un país que no somos. La población afroperuana, hasta el día de hoy, siga siendo vista en el país, irónicamente, como el arquero escocés de la fotito en mención debido al racismo y la desigualdad que existe en nuestro país.

Cito el inicio de la nota periodística que hace referencia precisamente al popular Nene: “Tardó veinte minutos en darse cuenta de que el idioma del fútbol lo puede hablar un peruano aunque enfrente tenga un cuco llamado Escocia”. Falso, Escocia no era ningún cuco, eso fue un invento de los periodistas. Normalmente en Europa, Escocia ha sido un equipo de media tabla para abajo, nada respetable. Cuco es Alemania o Italia, pero Escocia jamás. A continuación doy cuenta de la forma cómo Escocia llegó a Argentina 78. Lo hizo eliminando a la entonces Checoslovaquia y a Gales, dos equipos de media tabla para abajo en las competiciones futboleras de Europa.

(Match 397) 13th October 1976 (World Cup Qualifying Group 7)

CZECHOSLOVAKIA - SCOTLAND 2-0 (0-0)


Referee: Alberto Michelotti (Italy)
Crowd: 38.000, Stadion Sparta, Prague
Goals: 1-0 Panenka (46), 2-0 Petras (48)

CZECHOSLOVAKIA: (Coach: Vaclav Jezek)
Alexander Vencel - Pavol Biros, Anton Ondrus (Cap), Jozef Capkovic (Ladislav Jurkemik 68),
Koloman Gogh (Jan Kozak 13) - Jaroslav Pollak, Karol Dobias, Antonin Panenka - Marian Masny,
Zdenek Nehoda, Ladislav Petras.

SCOTLAND: (Manager: William Esplin Ormond/36)
Alan Roderick Rough (6/Partick Thistle) -
Daniel Fergus McGrain (30/Celtic)
William Donachie (17/Manchester City)
Martin McLean Buchan (22/Manchester United)
Gordon McQueen (10/Leeds United) -
Bruce David Rioch (13/Derby County)
Kenneth Mathieson Dalglish (39/Celtic)
Donald Sandison Masson (5/Queen's Park Rangers) -
Joseph Jordan (21/Leeds United)
Andrew Mullen Gray (4/Aston Villa)
Archibald Gemmill (Captain) (14/Derby County)

Subs:
Kenneth Burns (5/Birmingham City) for Kenneth Dalglish (56 Minutes)
Richard (Asa) Hartford (10/Manchester City) for Donald Masson (68 Minutes)




(Match 398) 17th November 1976 (World Cup Qualifying Group 7)

SCOTLAND - WALES 1-0 (1-0)


Referee: Ferdinand Biwersi (West Germany)
Crowd: 63.233, Hampden Park, Glasgow
Goal: 1-0 Evans (15) own goal
SCOTLAND: (Manager: William Esplin Ormond/37)
Alan Roderick Rough (7/Partick Thistle) -
Daniel Fergus McGrain (31/Celtic)
William Donachie (18/Manchester City)
John Henderson Blackley (6/Hibernian)
Gordon McQueen (11/Leeds United) -
Bruce David Rioch (14/Derby County)
Kenneth Burns (6/Birmingham City)
Kenneth Mathieson Dalglish (40/Celtic) -
Joseph Jordan (22/Leeds United)
Archibald Gemmill (Captain) (15/Derby County)
Edwin Gray (12/Leeds United)

Subs:
Richard (Asa) Hartford (11/Manchester City) for Bruce Rioch (55 Minutes)
William H.Pettigrew (4/Motherwell) for Edwin Gray (85 Minutes)

WALES: (Manager: Mike Smith)
William David Davies - Malcolm Edward Page, Joseph Patrick Jones, Leighton Phillips,
Ian Peter Evans - Arfon Trevor Griffiths, Michael Reginald Thomas, Brian Flynn - Terence
Charles Yorath, John Benjamin Toshack, Leighton James (Alan Thomas Curtis).


(Match 407) 21st September 1977 (World Cup Qualifying Group 7)

SCOTLAND - CZECHOSLOVAKIA 3-1 (2-0)


Referee: François Rion (Belgium)
Crowd: 85.000, Hampden Park, Glasgow
Goals: 1-0 Jordan (18), 2-0 Hartford (35), 3-0 Dalglish (54), 3-1 Gajdusek (80)
SCOTLAND: (Manager: Alistair MacLeod/8)
Alan Roderick Rough (15/Partick Thistle) -
William Pullar (Sandy) Jardine (31/Rangers)
Daniel Fergus McGrain (40/Celtic)
Thomas Forsyth (15/Rangers)
Gordon McQueen (16/Leeds United) -
Bruce David Rioch (Captain) (20/Everton)
Kenneth Mathieson Dalglish (49/Liverpool)
Donald Sandison Masson (13/Queen's Park Rangers) -
Joseph Jordan (26/Leeds United)
Richard (Asa) Hartford (20/Manchester City)
William Johnston (18/West Bromwich Albion)

CZECHOSLOVAKIA: (Coach: Dr.Jozef Venglos)
Pavol Michalik - Miroslav Paurik, Jozef Capkovic, Karel Dvorak, Koloman Gogh - Karol Dobias
(Peter Gallis 61), Jaroslav Pollak (Cap), Jozef Moder (Lubomir Knapp 46) - Miroslav Gajdusek,
Marian Masny, Zdenek Nehoda.

Notes: Some sources give Francis as first name of the referee.


(Match 408) 12th October 1977 (World Cup Qualifying Group 7)

WALES - SCOTLAND 0-2 (0-0)


Referee: Robert Wurtz (France)
Crowd: 50.850, Anfield Road, Liverpool
Goals: 0-1 Masson (78) penalty, 0-2 Dalglish (87)
WALES: (Manager: Mike Smith)
William David Davies - Roderick John Thomas, Joseph Patrick Jones, John Francis Mahoney,
David Edward Jones - Leighton Phillips, Brian Flynn, Peter Anthony Sayer - Terence Charles
Yorath, John Benjamin Toshack, Michael Reginald Thomas.

SCOTLAND: (Manager: Alistair MacLeod/9)
Alan Roderick Rough (16/Partick Thistle) -
William Pullar (Sandy) Jardine (32/Rangers)
William Donachie (27/Manchester City)
Donald Sandison Masson (Captain) (14/Queen's Park Rangers)
Gordon McQueen (17/Leeds United) -
Thomas Forsyth (16/Rangers)
Kenneth Mathieson Dalglish (50/Liverpool)
Richard (Asa) Hartford (21/Manchester City) -
Joseph Jordan (27/Leeds United)
Luigi (Lou) Macari (21/Manchester United)
William Johnston (19/West Bromwich Albion)

Subs:
Martin McLean Buchan (27/Manchester United) for Sandy Jardine (82 Minutes)

Notes: Kenneth Dalglish is the 4th player to reach 50 caps for Scotland.

Hablando de anécdotas referentes al fútbol peruano, recomiendo que visiten un blog que me ha hecho reír y me ha ofrecido mucha información sobre la real historia de nuestro balompié, ad portas de ser desafiliado por la FIFA. Si afiliados ya éramos un mamarracho, imagínense lo que ocurrirá cuando estemos desafiliados: CÓMICAS DE BALÓN . Este blog tiene unos post de antología:

1) Derby macho. La historia contará contará que alguna vez Barcelona y Real Madrid fueron teloneros de Sport Pilsen, Cienciano, Deportivo Cañaña y La Joya de Chancay: Barcelona de Surquillo y el Real Madrid de Camaná en la Finalísima del “fútbol macho”, año 1983.

2) Hallazgos bizarros 2: diez y once. En Tacna, la tarde del 31 de enero de 1982, el entrenador Walter Milera (q.e.p.d.) elaboró un esquema altamente vanguardista. 4-3-2. Naturalmente, no fue iluminación divina, sino adaptación al desastre. Era la última fecha del campeonato de 1981, y Deportivo Junín, sin mayores aspiraciones, decidió ahorrar y mandó solo a diez jugadores a la Ciudad Heroica para medirse con Bolognesi.


3) Golpe de locura. Era la liguilla del incomprensible campeonato de 1988, posiblemente el más caótico de la historia del fútbol nacional y mundial. Este había comenzado con un Regional dividido en zonas, incluido un Metropolitano de equipos limeños escindido en dos grupos. Los mejores doce equipos del Regional clasificaban a un llamado “Descentralizado A”, cuyos cinco clubes mejor posicionados pasaban a una liguilla por el título. El sexto participante de aquella liguilla provenía del denominado “Descentralizado B”, que congregaba a los peores equipos del Regional, divididos nuevamente en zonas y que clasificaban a una preliguilla interregional cuyo campeón accedía al hexagonal que mencionamos. Los no clasificados a la preliguilla terminaban disputando el descenso en múltiples repechajes. Si su lectura ya llegó hasta acá, reciba usted mi aplauso y tómese una breve pausa para evitar mareos.

Realmente y sin joda, me hubiera gustado mucho más que así comenzara Ana Karenina de León Tolstói:

“Era la liguilla del incomprensible campeonato de 1988, posiblemente el más caótico de la historia del fútbol nacional y mundial”. Qué frase más genial y realista.

Este es el verdadero y clásico comienzo de la obra monumental del genio ruso: “Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”.

Sin embargo, pensándolo mejor, puedo afirmar que ambas frases se parecen mucho, hasta diría que son la misma frase. Nacen del mismo espíritu. Ocultan un problema mayor.


Aquí adjunto un extracto de mi novela, Los Territorios Ocupados, dedicado al fútbol peruano. En la ficción se señala por error que el equipo eliminado por Escocia fue Yugoslavia.

Novela: Los Territorios Ocupados (Enrique Bernales)
El Fokker (p. 165)

‘Ta que estamos bien cagados, Chino, la gente vive del
pasado, como si nada bueno nos pudiera pasar de aquí en
adelante, se regodean en su memoria mediocre, tú sabes que
Escocia no era tan bueno como nos lo pintó Morosini, era
un equipo malo de Europa, no le había ganado a nadie, esos
ponjas achorados del Callao me decían, socio, ‘ta que le han
eliminado a Yugoslavia, pa’su diablo. Qué es Yugoslavia para
el fútbol... no es ni mierda, todo lo que nos pintan para que
nos traguemos la píldora. La gente, esto sí está bien pendejo,
ha trastocado el pasado, piensan que nosotros le ganamos a
Argentina en la Bombonera, falso, señores, falso, empatamos
carajo, celebramos un empate, esa es la mediocridad de
este país, íbamos ganando y casi nos voltean el partido, nos
salvó el correcto arbitro, no me recuerdo su nombre, que
anuló el dos a tres favorable de los albicelestes con toda la
Bombonera que se le quería venir encima. De seguro no lo
hizo por ayudarnos a nosotros, compadre. Lo hizo para facilitar
el camino triunfal de Brasil en el mundial de México y
así recaudar más dinero para las arcas de la FIFA […]

Jorge Luis Borges y El Fulbo Peruano. Saquen ustedes mismos sus conclusiones.


Éste es el cuento escrito por la dupla BorBioy: Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. En mi opinión un cuento fantástico sobre fútbol, sino el mejor. Resalto la parte que me interesa:


Esse est percipi*

Viejo turista de la zona de Nuñez y aledaños, no dejé de notar que venía faltando en su lugar de siempre el monumental estadio de River. Consternado, consulté al respecto al amigo y doctor Gervasio Montenegro, miembro de número de la Academia Argentina de Letras. En él hallé el motor que me puso sobre la pista. Su pluma compilaba por aquel entonces una a modo de Historia panorámica del periodismo nacional, obra llena de méritos, en la que se afanaba su secretaria. Las documentaciones de práctica lo habían llevado casualmente a husmear el busilis. Poco antes de adormecerse del todo, me remitió a un amigo común, Tulio Savastano, presidente del club Abasto Juniors, de cuya sede, sita en el Edificio Amianto, de avenida Corrientes y Pasteur, me di traslado. Este directivo, pese al régimen doble dieta a que lo tiene sometido su médico y vecino doctor Narbondo, mostrábase aún movedizo y ágil. Un tanto enfarolado por el último triunfo de su equipo sobre el combinado canario, se despachó a sus anchas y me confió, mate va, mate viene, pormenores de bulto que aludían a la cuestión sobre el tapete. Aunque yo me repitiese que Savastano había sido otrora el compinche de mis mocedades de Agüero esquina Humahuaca, la majestad del cargo me imponía y, cosa de romper la tirantez, congratulélo sobre la tramitación del último goal que, a despecho de la intervención de Zarlenga y Parodi, conviertiera el centro-half Renovales, tras aquel pase histórico de Musante. Sensible a mi adhesión al once de Abasto, el prohombre dio una chupada postrimera a la bombilla exhausta, diciendo filosóficamente, como aquel que sueña en voz alta:

-Y pensar que fui yo el que les inventé esos nombres.

-¿Alias? -pregunté, gemebundo-. ¿Musante no se llama Musante? ¿Renovales no es Renovales? ¿Limardo no es el genuino patronímico del ídolo que aclama la afición?

La respuesta me aflojó todos los miembros.

-¿Cómo? ¿Usted cree todavía en la afición y en los ídolos? ¿Dónde ha vivido, don Domecq?

En eso entró un ordenanza que parecía un bombero y musitó que Ferrabás quería hablarle al señor.

-¿Ferrabás, el locutor de la voz pastosa? -exclamé- ¿El animador de la sobremesa cordial de las 13 y 15 y del jabón Profumo? ¿Estos, mis ojos, le verán tal cual es? ¿De verás que se llama Ferrabás?

-Que espere -ordenó el señor Savastano.

-¿Que espere? ¿No será más prudente que yo me sacrifique y me retire? -aduje con sincera abnegación.

-Ni se le ocurra -contestó Savastano-. Arturo, dígale a Ferrabás que pase. Tanto da...

Ferrabás hizo con naturalidad su entrada. Yo iba a ofrecerle mi butaca, pero Arturo, el bombero, me disuadió con una de esas miraditas que son como una masa de aire polar. La voz presidencial dictaminó:

-Ferrabás, ya hablé con De Filipo y con Camargo. En la fecha próxima pierde Abasto, por dos a uno. Hay juego recio, pero no vaya a recaer, acuérdese bien, en el pase de Musante a Renovales, que la gente sabe de memoria. Yo quiero imaginación, imaginación. ¿Comprendido? Ya puede retirarse.

Junté fuerzas para aventurar la pregunta:

-¿Debo deducir que el score se digita?

Savastano, literalmente, me revolcó en el polvo.


-No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman.


-Señor, ¿quién inventó las cosas? -atiné a preguntar.

-Nadie lo sabe. Tanto valdría pesquisar a quién se le ocurrieron primero las inauguraciones de escuelas y las visitas fastuosas de testas coronadas. Son cosas que no existen fuera de los estudios de grabación y de las redacciones. Convénzase, Domecq, la publicidad masiva es la contramarca de los tiempos modernos.

-¿Y la conquista del espacio? -gemí.

-Es un programa foráneo, una coproducción yanqui-soviética. Un laudable adelanto, no lo neguemos, del espectáculo cientifista.

-Presidente, usted me mete miedo -mascullé, sin respetar la vía jerárquica-. ¿Entonces en el mundo no pasa nada?

-Muy poco -contestó con su flema inglesa-. Lo que yo no capto es su miedo. El género humano está en casa, repatingado, atento a la pantalla o al locutor, cuando no a la prensa amarilla. ¿Qué mas quiere, Domecq? Es la marcha gigante de los siglos, el ritmo del progreso que se impone.

-¿Y si se rompe la ilusión? -dije con un hilo de voz.

-Qué se va a romper -me tranquilizó. -Por si acaso, seré una tumba -le prometí-. Lo juro por mi adhesión personal, por mi lealtad al equipo, por usted, por Limardo, por Renovales.

-Diga lo que se le dé la gana, nadie le va a creer.

Sonó el teléfono. El presidente portó el tubo al oído y aprovechó la mano libre para indicarme la puerta de salida.



(*) Incluido en Crónicas de Bustos Domecq



LO QUE REALMENTE OCURRIO EN EL FUTBOL PERUANO:

Campeonatos Regionales del Perú

Fue una sucesión de torneos, disputados en territorio peruano desde 1984 hasta 1991, en que fue reemplazado por el Campeonato Descentralizado de 16 equipos. Bajo este sistema, muchos equipos amateurs, fueron elevados a la categoría de profesionales, haciendo de un gran número de equipos la primera división del Perú. Este sistema entró en descrédito cuando se comprobó que en el Torneo de la Región Centro muchos resultados eran imaginados en vez de ser jugados.

Recordemos que en ese periodo (1984-1991) la violencia política en el Perú estaba en su pico más alto. Es preciso mencionar que justo fue en la región Centro, foco mayor de nuestra historia de violencia interna, donde los partidos no se jugaron,. En esa época los resultados se mandaban por fax a Lima. Entonces los equipos, por miedo a un atentado, decidieron arreglar los resultados. La pregunta queda suelta. ¿Acaso los clubes les pagaron a los locutores de radio [como sucede en el cuento de Borges/Bioy Casares] para que relataran los partidos que nunca ocurrieron?. ¿Acaso les pagaron a los periodistas deportivos de sus diarios locales para que escribieran crónicas imaginarias de partidos que nunca se jugaron. ¿Posaron los jugadores para los fotógrafos simulando jugadas que nunca ocurrieron en partidos oficiales?.

La respuesta es más simple que la historia de Borges/Bioy: No había fotógrafos, ni periodistas ni locutores de radio porque o bien fueron asesinados por el Estado o por la subversión. Para el Perú se aplica el dicho de Oscar Wilde: "La realidad supera a la ficcion".


Pregunta: ¿La Copa Mundial existe o es otro invento de la televisión?. Porque aquí en Boston donde vivo, a veces les pregunto a los gringos sobre el Mundial FIFA de 1994, y ellos me responden con otra pregunta: ¿Qué mundial? ¿De qué estás hablando, peruano?. Esse est percipi .

Oficialmente el Estadio Foxboro es el estadio del equipo de fútbol americano de New England, The Patriots. Así que ese supuesto mundial FIFA no dejó ninguna huella por aquí... Uhhh

Boston, Nueva Inglaterra (Estadio Foxboro) fue sede del grupo D: Argentina, Nigeria, Grecia y Bulgaria. Estados Unidos 94 fue el mundial del doping de Maradona, del tetracampeonato de Brasil, pero también de este gol y su singular celebración, qué miedo, Joseph Blatter, este gol te lo dedicaron con mucho amor...


sábado, diciembre 06, 2008

BEST NEW POETS 2008



Siempre me pregunto en qué anda la nueva poesía norteamericana, pues la ocasión para averiguar un poco más acerca de sus tendencias actuales llegó el pasado jueves 4 de diciembre cuando asistí a la presentación de la antología BEST NEW POETS 2008. Cuatro de los poetas incluidos en esta última muestra leyeron algunos de sus trabajos: Zach Zavich, Cynthia Lowen, Jennifer Militello y Kerri French. Destacaba entonces una mayoría femenina entre el panel de poetas, muy diferente a lo que sucede en el Perú donde se pueden dar las siguientes combinaciones: todos los que van a leer son hombres, todas son mujeres, hay una mayoría de hombres y una poeta, pero nunca una mayoría de mujeres y solo un hombre. Era interesante disfrutar de la calidad de temas, estilos diferentes y personalidades, por ejemplo, Jennifer Militello era una poeta que trabajaba en sus textos el tema del cuerpo y el dolor. En sus comentarios destacaba la necesidad de experimentar y luego escribir sobre la impresión de esa experiencia. En cambio a Kerri French le interesaba reflexionar sobre sus recuerdos como campesina en su nativa Carolina del Norte. Cynthia Lowen más bien presentaba una propuesta desligada de la experiencia personal y buscaba imaginar el proceso de producción de la primera bomba atómica y su posterior utilización a partir de diarios y cartas apócrifas de sus protagonistas como J. Robert Oppenheimer. Finalmente Zach Zavich nos mostraba una poesía más urbana, rica en lenguaje coloquial y destendido.

Asimismo, me llamó gratamente la atención el nivel de organización para la confección de la antología. Se eligió cincuenta poemas de escritores inéditos. Se podía concursar vía dos canales de nominación. Los diversos programas de escritura creativa de las universidades americanas o canadienses, así como las revistas literarias, se encargaban de elegir a sus candidatos. Para los que no contaban con un respaldo institucional quedaba la opción del concurso abierto. Se enviaba personalmente los poemas vía Internet previo pago de 3.5 dólares. Este dinero sería utilizado para cubrir los gastos de impresión de la antología y los honorarios del jurado.

Encontré entre los poemas seleccionados, uno que resaltó entre todos porque me demostró que todavía los poetas norteamericanos están interesados en la buena poesía peruana, particularmente en el legado de Cesar Abraham Vallejo, el patriarca de nuestra muy viva escritura.

Brady Rhoades

Cesar Vallejo Is Dead

It's snowing in Santiago de Chuco and no one can
believe it, not the lonesome, backroad dogs or the insane.
The stars blew up, says a man
standing at the window in his socks. The world is changing;
those twins, hope and dread, snip each other's wounds
and show them off in vases. The vases are clay and the earth is breaking
off in pieces. Cesar Vallejo is dead, technically,
non-ambulatory, not there
in a winged-back chair in a book-filled room, but it's snowing
in Santiago de Chuco, and no one can believe it.

Nominated by The Antioch Review

lunes, diciembre 01, 2008

El REGRESO DEL PIJOAPARTE*: ÚLTIMAS TARDES CON FUCKING TERESA



Soy el niño que corre con su baguette bajo el brazo por la calle. ¿De qué se ríe?. ¿Se ríe del fotografo, acaso? Ciertamente los años han pasado. El niño ha crecido y ha engordado pero el baguette está y sabe igualito. La ciudad, en cambio, no es la misma. He sustituido sólo por esta tarde mi baguette por el periódico. Leo: "empleado de Walmart muere aplastado por turba de compradores durante el Black Friday. Empieza mal la temporada de compras de fin de año". Sigo leyendo otra noticia: "Atentado terrorista en MUMBAI, mueren los once atacantes y más de 190 personas". Cierro el periódico y lo arrojo al tacho de basura. Sigo mi camino.

Recuerdo que en los días de la universidad era el terror de las degustadoras. Estaba misio, así que una forma de comer y beber gratis era en el Wong de Plaza San Miguel, muy cerca de la U. Si bien las porciones eran mínimas, era mejor que nada. Ahora me peleo con unas viejitas rusas por los chocolates gratis en el Whole Foods [una especie de Vivanda] de mi esquina. Como adoro esa invención del capitalismo, las degustaciones, durante varios meses me salvaron del hambre. Recuerdo escucharlas también, se decían riéndose: "chicas, allí está el hambriento, escondan los quesitos". Es que yo atacaba literalmente la bandeja. Ellas no contaban con mi astucia. Si bien era pobre, no era desorganizado o impuntual como la flor y nata de nuestros compatriotas. Cómo odio la impuntualidad. Siempre llegando a la hora y esperando por mujeres y amigos. Las degustadoras de Wong no sabían que me había hecho un horario. Lunes: queso fresco o hot dog, pan francés. Martes: chorizo o tamalito, pisco sour. Y así sucesivamente. Tampoco era tan bruto de ir sólo para arrancales la comida de sus bandejitas. Las entretenía. Les comentaba acerca de mis aventuras en el desierto o en Palakala, de mis bailes de marinera norteña en el Coliseo Gran Chimú de Trujillo, de que entonces estaba leyendo a un autor frances que se hacía llamar el Conde de Lautremont y que era bien malo, pero bien malo, tan malo que hacía el amor sólo con tiburones hembras. Conversaba con ellas, les coqueteaba [me ganaba mis frijoles en pocas palabras]. Pero también quería saber a qué se dedicaban aparte de las degustaciones…

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ

*Tomo prestado por unas horas, quizás días, semanas o años, al personaje el pijoaparte de la emblemática novela Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. El pijoaparte, una imagen de la clase obrera [a la cual yo pertenezco], representa la encrucijada para el progresismo burgués y culposo [por su origen de clase] que no entiende el mundo de abajo pero se esfuerza por ser su representante, exégeta y/o salvador...

ENTREVISTA JUAN MARSÉ NOVELISTA Y AUTOR DE 'ÚLTIMAS TARDES CON TERESA'

"El Pijoaparte' sería hoy un inmigrante del Magreb"

'Últimas tardes con Teresa', la novela de Juan Marsé que marcó un hito literario y político, cumple 40 años. Narra la relación entre una joven universitaria de la burguesía barcelonesa franquista y un charnego del Monte Carmelo, al que imagina como un obrero politizado. El autor resaltaba así que la izquierda vivía en un romanticismo que no se correspondía con la realidad.

Pregunta. En su prólogo de 1975, que aparece también en esta nueva edición, usted dice: "La novela ha pasado a ocupar el rincón menos sobresaltado de mi conciencia, y allí fulgura suavemente, igual que un paisaje entrañable de la infancia".

Respuesta. Sí, lo sigo sintiendo. Me siento confortable pensando en este libro. No me refiero a lo que pasó con él, si tuvo éxito o no, sino al proceso de escritura. Pensar en eso me resulta confortable. Lo escribí en casa de mis padres, el futuro estaba por delante; era la época de las ensoñaciones, el inicio de una confianza respecto a mí mismo y al trabajo. Tenía la sensación de estar escribiendo algo que valía sinceramente el esfuerzo. No pensaba que me iba a comer el mundo, pero por primera vez -y era la tercera novela- me sentí conforme, en armonía, con el trabajo, con la vida, con el futuro que me ofreció la vida... Empecé a escribirla en 1962, al regreso de París.

P. ¿Cuál era su ánimo entonces?

R. En esa época persistían en casa los problemas económicos. Mi padre ya había liquidado sus estancias en la cárcel por separatista, mi madre seguía trabajando de enfermera en turnos nocturnos, y yo trabajaba en el taller de joyería. Escribía traducciones, textos para solapas de libros... Conocía ya a alguna gente que me proporcionaba estos trabajos, con los que iba trampeando. Pero lo que más recuerdo de ese tiempo es que me encerraba a escribir la novela y me sentía bien haciéndolo.

P. ¿Y qué pasaba en la ciudad?

R. Seguían vigentes las consignas del franquismo; se iniciaba, sin embargo, una cierta apertura. Fraga sacó su Ley de Prensa en 1964. En todo caso, había el espesor del franquismo, que no fue distinto esos años que en los cincuenta. La apertura que parecía venir la noté por las relaciones que tenían con el régimen los editores que conocía. Los problemas que había tenido Carlos Barral en Seix Barral empezaban a ser distintos a los que hubiera tenido diez años antes. Pero en el barrio había poca diferencia con los otros años. A mediados de los sesenta fue cuando el país comenzó a cambiar.

P. Era consciente de que no se iba a comer el mundo con Últimas tardes con Teresa. ¿Qué le hacía sentir tan cómodo escribiéndola?

R. Era consciente de que estaba manejando una novela que me afectaba mucho, de algún modo la había vivido. Surgió cuando estaba en París, en 1960. El primer latido ocurrió a raíz de unas conversaciones con unas chicas francesas a las que se suponía que yo daba clases de español. Nos reuníamos una vez a la semana, y una de ellas se llamaba Teresa, hija de un pianista. Una muchacha guapísima en una silla de ruedas. Me escuchaban, les contaba cosas de Barcelona, de mi barrio, y noté en ellas una atención especial. Ése fue el germen de la novela. Capté que despertaba en ellas cierta fascinación por el arrabal cuando les hablaba de mis juegos infantiles en el Monte Carmelo con los chavales de cabezas rapadas, hijos de los inmigrantes del sur. Los chicos iban libres por las calles. Me refería a los años cuarenta, la inmediata posguerra. Había una fascinación por el arrabal en esas señoritas de clases altas parisienses. Habían pasado tan sólo 20 años del final de la guerra cuando yo les hablaba, y estaba aún muy vivo el recuerdo de una España sojuzgada por la Guerra Civil.

P. Teresa nació en París.

R. Esa nostalgia del arrabal que yo veía en aquellas señoritas se combinó con el sentimiento que advertí en los exiliados con respecto a España. Conocía a los exiliados, a Jorge Semprún; hablaban de la inminencia de una huelga general, decían que la caída del franquismo estaba a la vuelta de la esquina, que los trabajadores estaban bullendo... Ahí no me podían engañar, porque desde los 13 años yo había trabajado en un gran taller, donde había 30 operarios, y yo sabía cuáles eran sus aspiraciones: comprarse un reloj, una gabardina, un coche. Aquel romanticismo de la izquierda que veía el cambio al doblar la calle no se correspondía con la realidad.

P. ¿Cómo entró todo eso en la novela?

R. El tema de Últimas tardes con Teresa no es otro que el de la apariencia de la realidad. Teresa confundía a un pobre chaval -El Pijoaparte-, que era sólo un obrero de barrio, con un militante obrero politizado. Se idealizaban unas condiciones de vida, unas formas de ser, y eso le pasaba a Teresa. Era una especie de ajuste de cuentas mío, personal, con la realidad.

P. ¿Y de qué modo ese ajuste de cuentas se convierte en ficción?

R. Ahí se mezclan sueños personales, no sólo vivencias. En aquella época, a mí me hubiera gustado tener una experiencia amorosa con una muchacha de la burguesía catalana, rubia, de ojos azules. Como Teresa. Entran ensoñaciones de orden erótico, sentimentales; una nostalgia por los estudios, por la universidad, que nunca tuve. Pero al mismo tiempo quería ser implacable en la cuestión de la apariencia de la realidad. Y no sólo eso: quería ser también comprensivo y piadoso, porque Teresa va movida por ese equívoco, pero va con buena fe, es generosa, incluso en sus relaciones amorosas y sexuales. Y por parte de Manuel, El Pijoaparte, ocurre lo mismo: es demasiado bueno. Es el trepa social; está dispuesto a llevar adelante su relación con Teresa para ganar ese puesto en la sociedad; respeta la virginidad de Teresa hasta el final, cree que así va a merecer mejor el puesto que busca...

P. ¿Teresa era aquella chica en silla de ruedas?

R. Físicamente sí lo era, un poco. Me impresionó mucho aquella chica, sobre todo por su disposición a la vida, su ánimo, sus ganas de saber, su curiosidad, su amor por la vida.

P. Antonio Pérez, el librero de Cuenca, dice que le presentó a usted El Pijoaparte en París...

R. Le conté el personaje, y él me dijo: "Sí, es como El Pijoaparte", el apodo de un amigo suyo de Murcia. Y le puse Pijoaparte.

P. ¿Usted era El Pijoaparte?

R. En todos los personajes, incluso en los femeninos, está siempre parte de uno mismo. Pero no he conocido a nadie a quien le haya pasado lo que le sucede a Pijoaparte. Es un charnego, su origen está en el sur; es medio delincuente, vive a salto de mata, roba un día una moto, la vende... Personalmente no he conocido a ninguno, pero tanto en el Monte Carmelo como en la zona del Guinardó sí vi chavales que podían haberlo sido. Esa zona recibió grandes olas migratorias desde la Guerra Civil, e incluso antes. Podía haber sido cualquiera de ellos El Pijoaparte.

P. Usted tenía la ambición de relacionarse con una chica burguesa de la época. ¿Ahí le representa El Pijoaparte?

R. En la ensoñación. El Pijoaparte no sabe quién es su padre; sospecha que podía ser hijo del marqués de Salvatierra, que tenía una finca en Ronda... Todo eso viene de un viaje que hice a Ronda, precisamente con Antonio Pérez, para hacer un reportaje que luego no publicó la revista de Ruedo Ibérico... Ahí nació la figura de Pijoaparte, su propio origen. Y a partir de ahí, Pijoaparte se crea su propio mito. En la literatura tiene mucho que ver con muchas lecturas que yo tenía del siglo XIX: es el joven de provincias que llega a la ciudad e intenta abrirse espacio.

P. Ésas eran sus lecturas de entonces.

R. Ese personaje está en Balzac, en Stendhal, y ha heredado también detalles de la literatura contemporánea, como el Jay Gatsby de Scott Fitzgerald: ese tipo que se fabrica a sí mismo.

P. Gatsby es también el perdedor.

R. Siempre me ha atraído la figura del perdedor. La derrota es algo connatural con el hombre. Aunque a mí en novelas no me gusta filosofar ni meterme en honduras, eso está en la vida cotidiana. En la medida que uno se coloca ante unos ideales y unas ilusiones, la vida te da hostias. Está en todo, y ya está en el Quijote.

P. ¿Qué literatura hay alrededor cuando escribe usted la novela?

R. Por lo que respecta a la lengua española, está el descubrimiento y el auge de los novelistas latinoamericanos... Cuando aparece mi novela también se publica La Casa Verde, de Mario Vargas. Todavía conservo un anuncio en el que estaban esas dos novelas y otra que también publicó entonces Seix Barral, El siglo de las luces, de Alejo Carpentier... Al rebufo de ese clima de auge latinoamericano vinieron Borges, Cortázar... En España seguía la novela social, después tan vilipendiada; publicaban Jesús Fernández Santos, Juanito García Hortelano, Ferres... Algunos se desmarcaban, pero eso es lo que había. Yo estaba muy interesado por la novela italiana que publicaba Seix Barral: Vasco Prattolini, esa gente...

P. Últimas tardes... se desmarca del realismo social...

R. Yo quise marcar esa distancia, hasta el punto de que aparezco en un papel no muy lucido, pellizcando el trasero a una muchacha. Era una respuesta a La hora del lector, de Josep Maria Castellet, que reclamaba que el autor era Dios. Quería desmarcarme... ¿A quién le importa ahora esto? Pero lo cierto es que esa novela marcó un giro de 180 grados en mi propia trayectoria.

P. ¿Cómo fue recibida?

R. No hubo estrépito. No tuvo malas críticas. Un crítico muy importante de Barcelona hizo una reseña en la que se negaba, por motivos morales, a reproducir el nombre del protagonista: le parecía grosero Pijoaparte. A Últimas tardes... se le atribuyó participar en la ruptura de la novela, junto a Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos. Se dijo que esta última novela me había influido. La verdad es que no la había leído entonces.

P. ¿Cómo le fue con la censura?

R. La censura la prohibió totalmente. Pero había la posibilidad de defenderla, como hizo Mario con La ciudad y los perros. Yo me reuní con Carlos Robles Piquer, que llevaba estas cosas en el régimen. No le gustaba la palabra senos, tampoco digería muslos; sugería antepierna... No la censuró sólo la censura. Las escenas que ocurren en la universidad, en las que se califica a los señoritos universitarios que juegan a la clandestinidad como señoritos de mierda, fueron recibidas con mucha virulencia en Ruedo Ibérico, por ejemplo. No gustaron tampoco las ironías sobre la Moreneta, sobre la pierna catalana de la señora Serrat, que es una pierna catalana, soberana, robusta, de tobillo grueso... Identificaba esa pierna con la solidez, el seny, la sensatez catalana, y todo eso no gustó.

P. Esa descripción es muy propia de los perfiles que hizo luego en Por Favor.

R. En efecto. Siempre me ha gustado mucho describir físicamente a los personajes... Del papá Serrat, en la novela, describo ese bigotito que tanto tenía que ver con el régimen, el bigotito de alférez provisional. Robles Piquer me dijo que quitara eso de alférez provisional. No lo quité y nadie en censura leyó de nuevo el libro... Me gustan las descripciones, que el lector vea las cosas; me desorientan las abstracciones. Eso hace que se hable de mi estilo cinematográfico. Querrán decir visual.

P. ¿Quién le caía mejor, Teresa o El Pijoparte?

R. A mí me cae muy bien Teresa, por su generosidad, por su entusiasmo; siendo hija de la burguesía conformista, una burguesía catalana decididamente franquista, de Barcelona, quiere un cambio, desea que las cosas sean de otra manera. Es una muchacha solidaria; le gusta beber vino en el barrio chino, rozarse con el limpiabotas. Tiene la mala conciencia del señorito. De esa gente aprendí muchas cosas con Jaime Gil de Biedma, que tenía su propia mala conciencia de señorito. Un líder universitario me ayudó a conocer el lenguaje que se hablaba en la universidad... Pijoaparte es un charnego, un murciano. Hoy ya ni se dice la palabra. Hoy sería un inmigrante del Magreb... O de América Latina. A mí me decían: "Eres un charnego de mierda". No había un comportamiento racista, sino una manera despectiva de tratarnos; no llegaba a insultos del tipo "moro" o "negro de mierda"... Nunca llegó entonces el desprecio a los niveles que se ven hoy en asentamientos árabes en Barcelona. Los inmigrantes eran menospreciados en el trabajo, pero no se llegaba a los extremos que ahora se advierten en este país.

P. ¿Y quién sería hoy Teresa?

R. Creo que su romanticismo pervive en la juventud. Me cuesta creer que subsista en la universidad gente como ella. Algo que también ha desaparecido es el mito de la virginidad. Pijoaparte la respeta porque él no es un braguetero convencional; sabe que todo en esta vida comporta una dignidad, hay que ganarlo con un esfuerzo personal.

P. Esa burguesía catalana de la que viene Teresa ha cambiado mucho: ahora pide el nuevo Estatuto...

R. Es posible que el padre de Teresa estuviera hoy entre los que exigen el Estatuto y dicen vivas a la nación catalana. Es más que probable.

P. La novela tiene 40 años. ¿Cómo se siente recordando aquel tiempo?

R. La pérdida de la juventud. Envejecer es una cabronada. Pero no me gusta obsesionarme con eso.

P. ¿Ha cambiado mucho en esta edición?

R. He quitado muchos paréntesis, eran innecesarios. Lo he hecho más fluido. Y la edición está en un tipo de letra que puede leerse de manera más confortable; antes había que leerla con lupa.

P. Hace unos años le pregunté por una palabra que definiera Barcelona y dijo la misma que ha utilizado para hablar de su percepción de Últimas tardes con Teresa: confortable.

R. Será que me gusta mucho la palabra... La relectura que he hecho ahora me ha resultado muy confortable. Y me han vuelto a sorprender algunas cosas, en el buen sentido. Puede parecer un rasgo de vanidad por mi parte, pero no lo es. Es una novela que me reconcilia conmigo mismo porque he pasado por muchas dudas y por muchas cosas, y a veces he llegado a pensar que otorgarle valor a lo que he hecho es muy arriesgado, que no soy tan bueno como yo hubiese querido, pero ni siquiera como a veces he querido pensar. Esta novela me reconforta. Por lo menos pienso que es un libro del que no podría sentirme avergonzado nunca. De otras cosas sí que podría avergonzarme, pero de ésta, no; de eso estoy convencido. Lo cual no significa que sea un gran libro, sino simplemente un trabajo del cual no me voy a avergonzar nunca.