En la década de los 60, el alcalde de Lima, Luis Bedoya Reyes termina por destruir el sistema de tranvías en Lima, y se abre paso a las carreteras y a los buses de transporte masivo. Yo pensé que esto solo había ocurrido en Perú, pero fue una política del gobierno de los Estados Unidos, que también afectó a Argentina. Se destruyó un sistema de transporte para favorecer a las compañías de automóviles y buses de EE.UU.
En Perú, solo los turistas pueden viajar en tren desde Cuzco a Puno y Arequipa, porque el tren está en manos privadas y estas compañías no quieren servir a la población en general, solo les interesa hacer dinero. Nuestro gobierno debería impulsar un sistema público que permita a nuestras poblaciones del interior comunicarse de una manera segura y menos contaminante. El tren debe ser un derecho para todos y no una forma de hacer plata.
BONUS TRACK: Caboose Hobbies...
Una tienda donde vuelves a ser niño again, aquí en Denver.