domingo, enero 28, 2007
El desierto de los Tartaros/Esperando a los barbaros
ESPERANDO A LOS BÁRBAROS de Constantino Cavafis
¿Qué esperamos aquí, en la plaza reunidos?
A los bárbaros, que hoy llegan.
¿Por qué tal calma en el Senado?¿Por qué los senadores, sentados, no legislan?
Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Los bárbaros ya nos darán sus leyes cuando vengan.
¿Por qué el emperador se levantó tan de mañana y se sienta en su trono, ante la puerta mayor de la ciudad ciñendo la corona?
Porque hoy llegan los bárbaros.Y el emperador espera para recibira su jefe.
E incluso tiene listo un pergamino para dárselo en el que ha escrito muchos títulos y nombres.
¿Por qué nuestros dos cónsules y todos los pretores salieron hoy con sus togas recamadas y rojas?
¿Por qué llevan brazaletes con tantas amatistas y anillos con brillantes esmeraldas cristalinas?¿Por qué empuñan hoy bastones preciosos de oro y plata tan ricamente cincelados?
Porque hoy llegan los bárbaros, y estas cosas deslumbran a los bárbaros.
¿Por qué los buenos pretores no vienen como siempre a decir sus discursos, a hablar tal como suelen?
Porque hoy llegan los bárbaros y a ellos no les gustan retóricas y alocuciones.
¿Por qué ha empezado de improviso esa intranquilidad y esa confusión? (Los rostros se han tornado todos graves.)
¿Por qué se han vaciado tan de prisa las calles y las plazas y todos regresan a sus casas tan cabizbajos?
Porque se ha hecho de noche sin que lleguen los bárbaros y algunos que han venido de la frontera van diciendo que ya no existen bárbaros.
Y ahora, ¿qué será de nosotros sin bárbaros?
Esta gente eran de algún modo una solución.
Regreso para pinchar un poco. Son excepcionales las buenas peliculas originadas a partir de buenas novelas, el Desierto de los Tartaros es una de esas privilegiadas. El reparto es de lujo: Max Von Zidow, Vittorio Gasman, Fernando Rey y mas. La primera vez que lei la novela de Buzzatti inmediatamente la asocie con el poema de Cavafis, creo que ambos textos dialogan muy bien y sobre todo, como los buenos clasicos, nunca envejecen y siguen sugeriendonos verdades imperecederas. El hombre no puede vivir sin enemigos, asi que si no existen es preciso inventarlos. El desierto de los Tartaros no se encuentra en Europa sino en cada uno de nosotros.
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