sábado, febrero 11, 2006

The War Within




Para aquellos que pensaban que en Estados Unidos sólo se hacían películas malas, en espera de que los europeos o los asiáticos nos deleiten con su cine esplendoroso que hiberna en Berlín, veranea en Cannes y muere en Venecia, aquí les va esta recomendación, The War Within (La Guerra por dentro). Valiente y conmovedora película del director norteamericano Joseph Castelo, que nos da una aproximación diferente a la guerra contra el terrorismo dirigida por el gobierno de los Estados Unidos y que explora en las motivaciones que precipitan a un hombre común y corriente a refugiarse en el fundamentalismo islámico y en la jihad, transformándolo en una bomba humana. La película describe, entre otras cosas, la práctica común de los agentes del servicio secreto norteamericano que infiltrados en los países europeos, desaparecen y secuestran a gente en las calles de Roma, París, Londres, entre otras ciudades del viejo continente, para luego trasladarlos a países con magros records en materia de derechos humanos, como Siria, Egipto, Pakistán, donde las personas pueden ser torturadas y sometidas a las peores vejaciones, con mayor comodidad, para así obtener información útil sobre eventuales terroristas islámicos. Los gobiernos europeos fieles guardianes de los derechos humanos y de la libertad de expresión se rajan las vestiduras negando cualquier conocimiento de estos secuestros y de su colaboración con la CIA, pero quién les puede creer a estas alturas. Por otra parte, hasta último momento, Bush trató de imponer en el Congreso una excepción a la ley que prohibía la tortura por parte de agentes norteamericanos en cualquier país. Para el gobierno del presidente norteamericano la tortura es válida y legal si ésta permite salvar la vida de miles de personas. En la película, Hassan (Ayad Akhtar) es un ingeniero paquistaní que es trasladado subrepticiamente por agentes norteamericanos desde Francia a Pakistán y allí es torturado para obtener información sobre terroristas, que supuestamente conoce. Lo que sucede en la práctica es que Hassan, que era un pakistaní laico antes de ser torturado, se refugia en los brazos de la religión y el extremismo decidiendo llevar su jihad a Norteamerica, su venganza frente al maltrato sufrido. En New York lo espera su destino como un atacante suicida. Algo que ya muchos analistas norteamericanos continuamente han comentado en diferentes medios es que la Guerra de Irak en vez de haber otorgado una mayor seguridad a Norteamérica después de los ataques del 11 de setiembre de 2001, lo que ha creado, por el contrario, es un caldo de cultivo para cientos, sino miles de extremistas musulmanes, que antes de la invasion estadounidense no existían. Así, el lente hábil del director acompaña el peregrinaje de Hassan por New York, su reencuentro con sus amigos de infancia, una familia paquistaní que ha adoptado a Estados Unidos como su segunda patria, el amor que nace en él por Duri, hasta su muerte en la estación de Grand Central. Castelo nos muestra al terrorista suicida con una gran complejidad, como un personaje que duda y que se llega a cuestionar a sí mismo, es decir, un ser humano más, evitando caer de esta manera en esteriotipos o en mensajes adoctrinantes. Vale la pena verla.

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