viernes, marzo 24, 2006

"Burnt by the Sun" of the Revolution



I

Hermosísima película de Nikita Mikhalkov, me hizo llorar realmente, a mediados de los años 30 y antes de la gran purga estalinista, El coronel Sergei Kotov (caracterizado por el mismo Nikita M.), héroe de la revolución rusa y de la guerra civil está disfrutando de unas vacaciones en su dacha (residencia de verano) con amigos, familiares, su esposa Maroussia y su hija Nadia (es el personaje de la película, que por su curiosidad y gracia se roba el corazón de los espectadores, quiere ser una pionera ─ tipo de boy scout ruso ─ ama al Tovarich ─camarada─ Stalin, pero sobre todo a su padre y con él establece una relación muy tierna a lo largo del film). El coronel Sergei, es la otra imagen del militar, que trató de promocionar mucho la extinta Unión Soviética al interior de su país, no es un represor, no es un rambo, es el héroe del pueblo, ha nacido del pueblo, no es el que sirve a los intereses de las oligarquías y altas burguesías, es decir, miembro y defensor de su propia clase, se identifica con los campesinos, estos lo tienen en muy alta estima, su propia gente. Sergei tiene un sueño, de que esta revolución rusa traiga mejores tiempos para la clase trabajadora, y que todos puedan tener una vida mejor, en este estado soviético el trabajador puede disfrutar del tiempo libre y hacer más grande a la nación con su trabajo, todos los niños tienen un futuro, sin importar cuán pobres son, cada uno puede alcanzar sus metas y ayudar a la prosperidad de ese proyecto colectivo. Pero los ideales siempre se estrellan o más bien, terminan haciendo pedazos la realidad y los antiguos fantasmas aparecen, han venido por él, su Stalin, el signo por excelencia de la Rusia de esas épocas, la gran presencia, The Big Brother,el nombre que ningún campesino puede pronunciar en sus seis letras claramente, Stalin circula en susurros, su gran imagen en un impresionante globo aerostático, salvador de la nación, el dios viviente, el culto a una imagen humana que ya ha dejado de serlo para convertirse en mito, ese superhombre ha mandado por él, por su fiel coronel Sergei, Stalin convertido en el dios castigador, quizás nunca dejo de serlo, decide acabar con los antiguos compañeros de las luchas políticas, se ha convertido en un monstruo enceguecido por el poder, sediento de sangre, todos quieren atentar contra él, todos lo espían, ya no hay nadie en quien confiar, liquidémoslos, esa es la gran tragedia de Sergei, un hombre que lo dio todo por un sueño termina destruido por el mismo ideal, el héroe es el enemigo de la revolución y paga el precio, el que a hierro mata a hierro muere, Dimitri, un joven a quien años atrás Sergei (como miembro de la policía secreta de la URSS) exilia para que trabaje para su país (tenía esa opción o morir), el artista y soñador, el políglota Dimitri debió sobrevivir y abandonó a la mujer que amaba, Maroussia. Así, Dimitri regresa años después a visitar a su antiguo amor a la dacha, enmascarado en su talento artístico regresa con ánimo de venganza y para cumplir una orden, llevar a Moscú a Sergei para que sea ejecutado y sentenciado, bajo cargo de alta traición. El artista Dimitri se ha convertido en policía del Estado. Así fue que la locura de un hombre que se convirtió en un dios omnipotente, Stalin, termina destruyendo la vida y los sueños de los que sí querían cambiar el mundo, Sergei muere, Dimitri se suicida, una familia hecha pedazos. Pero todo sucede en secreto, el exilio de Dimitri, el castigo de Sergei, allí radica la modernidad del proyecto totalitario soviético, los éxitos se publiciten por todo lo alto, los horrores del proyecto habrán de ser ejecutados con suma discreción, ¿esto no recuerda también la política exterior norteamericana? Tu muerte ni siquiera te pertenece, tu muerte le pertenece al dictador, así fue que desaparecieron más de veinte millones de personas. La tragedia del hombre se ha convertido en fría estadística. La muerte de veinte millones de personas llevó a a la URSS a ser una potencia mundial. Dimitri decide matarse para romper esa terrible lazo que le han obligado a establecer con su nación, pero ¿por qué nadie pudo matar a Stalin, a Hitler, a Pinochet, la lista es infinita?.

II

A veces me pregunto por qué somos capaces los hombres de tener hermosos ideales pero cuando los llevamos a la practica terminamos destruyéndolo todo. La democracia griega tenía sus cimientos en la esclavitud. La revolución cristiana devino en el Santo Oficio. Bajo los lemas de Libertad, Fraternidad, Igualdad, corrieron ríos de sangre, el experimento soviético costó millones de vidas, alguien decía que el término civilización esconde su significado opuesto, la barbarie, ahora vivimos en el reino del libre mercado y el neoliberalismo, no vivimos en un estado soviético pero el libre mercado y el neoliberalismo están hermanados a aquel intrínsecamente en esencia, ni aquí ni allá los individuos importan, lo que importan son los números y las matemáticas, para el éxito económico no importa el hombre común y corriente, vayamos al gráfico y al índice Down Jones, y si hay que sacrificar a más seres humanos de carne y hueso para que los números calcen perfectamente en nuestra presentación de Power Point no hay ningún problema, porque lo importante es aumentar las exportaciones, crear mayor consumo y traer la inversión extranjera, y los muertos de hambre que se sigan muriendo de hambre y que sean sacrificados para beneficio de la revolución neoliberal. No creo que debamos abandonar nuestros ideales para que exista una sociedad más justa o un mundo mejor, pero siempre hay que tener en cuenta a la gente, a los hombres de carne y hueso quienes son los que hacen la historia y los que la sufren también.

III

¿Cuál fue my own private Stalin? Creo que venimos al mundo con ciertos gustos incorporados, y lo digo porque sin que nadie me diga nada, desde niño mis gustos no han sido mayoritarios, soy hincha del Sporting Cristal, no podría ser ni de la U ni de la Alianza, me gustaba la banderita roja de la URSS y para nada la de las estrellas y barras, no estudie ni derecho ni medicina, sino literatura, lo primero que hacía al llegar a Ancón no era ir a la playa sino esconderme para leer cuentos de hadas en la casa de mis primas y pasar horas y horas así, he sido un contreras pero no porque sí, hay algo en mí que me dice que estoy bien, en mis decisiones, hago lo que me gusta, no lo que la gente me dice que tengo que hacer, por más que sea lo mejor para mí, creo en mi libertad y por eso también me gusta escribir. Debo decir que hasta los siete u ocho años el bigotón Stalin me caía bien, esos bigotes de las fotos que aparecían en mis enciclopedias de la II Guerra Mundial me daban una tranquilidad, el tipo tiene cara de buena onda, realmente es muy fotogénico, se le veía como un abuelito bonachón, había vencido a los nazis y le había hecho el pare a los gringos, que más se le podía pedir, pero rápido el mármol del que están hechos estos ídolos se convierte en barro y sus imágenes van adquiriendo dimensiones y características grotescas y te das cuenta que en realidad son unos monstruos y que han hecho tanto daño y que debieron haber muerto mucho antes porque el fin no justifica los medios y nunca lo justificará, así al menos pienso yo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Enrique Bernales dijo...
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Enrique Bernales dijo...

esta es la única vez que voy a responder a este tipo de comentarios, simplemente para dejar claro que no me asustan los insultos ni me muñequean, más bien me dan más ánimo, no soy de tirar la toalla nunca, como bien lo saben mis amigos con los que nos hemos jugado nuestras buenas pichangas, soy un peleador nato, por eso no me cansaré de producir, de crear, de aprender, nadie nace siendo un príncipe de las letras, y finalmente nunca me cansaré de amar la vida en toda su complejidad, con sus alegrías y tristezas, con sus silencios y sus gritos de desesperación y furia.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Los ideales.

Es esO: Se adulteran con el totalitarismo, con las bajezas humanas, desde lo micropolítico a lo macro. He conocido esa emoción inmensa por los ideales dentro de límites. Delimitado el espacio del pensamiento. Es decir, "hasta aquí, estás bien, si te cuetionas lo demás, estás mal". La imposibilidad de dudar, de elaborar un coprus diferente, sin que se traicione lo esencial ni se esté incurriendo en una tergiversación del ideal.

Es así que nace el héroe anónimo. El perseguido, el malvisto.

***

a
A dodne sea cuasndo se cuestiona el poder de una u otra forma, saltan los detractores en variadas presentaciones, algunos en su prasaica envidia sazonada con el secreto deseo de ser mejor que el que critican, porque en realidad no se sienten 'mejores' sino quisieran ser 'mejores'. La competencia como premisa de buena esrcitura por sobretodo. La trepidante ansia de opacar al que brilla con luz propia o al que hace su camino, como condicionador para sentise bien.

***

Celebro la existencia de este blog.

Celebro tu escritura.

Celebro la existencia de los ideales.

Albricias.