martes, marzo 14, 2006

Se nos fue el Chef



La voz que hacía uno de los más entrañables y jocosos personajes de la que era una de mis series favoritas, South Park, se retira del programa. Isaac Hayes un veterano cantante de soul de 63 años comentó que se alejaba del programa porque la sátira que destilaba el programa había excedido los límites y de lo que trataba ahora era de una actitud intolerante hacia otras creencias religiosas. Isaac es miembro de la Iglesia de la Cientología, y en uno de los programas se burlan ferozmente de esta religion y de uno de sus más famosos creyentes y difusores, Tom Cruise. No está demás comentar que en cierta medida esta renuncia sería también un eco de la gran vatahola que se armó alrededor de las caricaturas aparecidas en Europa burlándose de Mohamed o Mahoma, y en este sentido cabría nuevamente preguntarnos, ¿cuál es el límite de la libertad de expresión? ¿O es que se trata de un dios intocable?
Sátira ha existido desde que el hombre empezó a caminar por la tierra, pero la sátira ha presentado siempre una doble significación en la que los críticos nunca se han puesto de acuerdo, la sátira ha tenido dos caras desde sus inicios, como el rostro de Jano, es revolucionaria y crítica contra el sistema, pero al mismo tiempo lleva en sí el germen de un espíritu conservador. En la sátira existe una crítica al status quo, a la decadencia de los valores, es decir, tiene una matriz pedagógica que busca el regreso a un orden anterior perfecto. Pero también la sátira tiene otra vertienete que es la mera burla de todas las creencias de los hombres y de las características físicas de los mismos, descentrar, diseminar todo, sin un centro ético integrador desde el cual se hable, así sería una de las primeras manifestaciones de lo que conocemos como espíritu posmoderno, con esta afirmación estaría cayendo en un anacronismo, pero creo que la asociación es pertinente. Una de las críticas que hacen pensadores marxistas como Terry Eagleton sobre la posmodernidad es que ésta, al haber volado en mil pedazos las grandes narrativas de la historia y el sustento ideológico de las mismas, cae en el juego de los espíritus conservadores, ya no hay una jerarquía de opiniones, no hay lugar para la ética, la opinion de un neonazi o un extremista religioso está al mismo nivel que un defensor de los derechos humanos o del medio ambiente. Eagleton reconoce que la deconstrucción derridiana ayudó mucho a desarmar las falacias que sustentaban la metafísica occidental y el orden moderno, pero sin embargo, estas mismas estrategias servían y, en algunos casos, han sido utilizadas para desarmar las críticas a posiciones autoritarias, es decir, tú tienes tu rollo, yo tengo el mío, sólo tenemos diferentes opiniones pero lo que tú dices no es la verdad ni tampoco lo es lo que digo, es decir, el reino del relativismo absoluto. En el caso de South Park pasó lo mismo, la sobreexposición de su sátira, que se burla de todo, la risa desarticuladora, que en un principio tenía como función la puesta entre paréntesis de todas las creencias de la sociedad norteamericana, tuvo como resultado en cierta medida, un efecto boomerang, donde el gesto liberador puede ser leído como un comportamiento conservador a imitar, la actitud fascista e intolerante de Cartman, es un ejemplo de muchos.

1 comentario:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Es un tema interesantísmo el del relativismo absoluto, sí.

Es claro lo que dices y suscita una meditación en la que una va hacia el estante y busca un libro, por ejemplo de Cioran, para leer sus decarnadas expresiones y luego en un choque buscar a Mariátegui y luego poesía, y volver a la compu y buscar al gran Deleuze...


Un gran salute.