Esta increíble tormenta me trae un recuerdo futbolístico, un partido de locos, imposible, la Toyota Cup de 1987, jugada en plena nevada. Oporto F.C. de Portugal, campeón de de la Copa de Campeones de Europa, y el Peñarol de Uruguay, campeón de la Copa Libertadores de América, se enfrentaban por la Copa Intercontinental. Se tuvo que utilizar una pelota fosforescente porque la nieve impedía distinguir los colores de una pelota convencional. Ganó el Oporto con gol del habilidoso Rabah Madjer*, un sombrerito sobre Pereira, un arquero poco convencional, tapaba con pantalones de buzo. Fue un partido graciosísimo, la pelota no avanzaba, los jugadores literalmente patinaban y se resbalaban sobre el ¿gramado de juego?. Realmente no era un partido de fútbol, era un espectáculo de circo...
*Rabat Madjer, quizás no nos suene muy familiar su nombre, pero fue un futbolista excepcional. Sus goles contra los alemanes fueron fundamentales en su carrera futbolística: el que anotó de taco ante el Bayern München en la final de la Copa de Campeones de Europa 1987, y el que abrió la cuenta contra Alemania en España 82.
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